Encierro
09/04/2014
FEyTS
Valladolid
El pasado 9
de abril las Asambleas de la Universidad de Valladolid (Asamblea Miguel
Delibes, Asamblea del Campus Esgueva, y Asamblea de Medicina de Valladolid), en
colaboración con Alternativa Universitaria, nos juntamos para organizar una
jornada formativa en la lucha estudiantil que se materializó en el Encierro por
la Universidad Pública, en la Facultad de Educación y Trabajo Social.
El encierro
comenzó con la intervención de un compañero a modo de breve reseña histórica
contextualizando el devenir del Movimiento Estudiantil en el que estamos
inmersas, para pasar a trabajar sobre el estado actual de la lucha estudiantil
en Valladolid.
A
continuación mostramos el resultado de la jornada y las consideraciones que se
tomaron tras un debate y un análisis autocrítico acerca de los fines, las
estrategias y las perspectivas del Movimientos Estudiantil en Valladolid.
Charla: “El eterno retorno: el
Movimiento Estudiantil ante su propio potencial”
El
Movimiento Estudiantil (ME) se define como un sujeto social autónomo que surge
como contraposición al sistema educativo en el que el estudiantado que lo
protagoniza se ve envuelto. Considerando el sistema educativo un factor
fundamental en la estructura social para la reproducción de valores y la
producción de saberes y técnicas, se podría decir que está definido por las
estructuras sociales en las que se da. Por ello, en última instancia el ME
reacciona ante la estructura social. Además, la principal característica del ME
es que se trata de un movimiento autónomo, es decir, supone una categoría
“cerrada” de intereses, formas discursivas y formas organizativas dentro de la
sociedad.
La primera
manifestación relevante de ME a nivel global se corresponde con la ola de
revueltas en torno al año 68.[1]
Este ciclo
de movilizaciones y revueltas comparten tres características que van a definir
al ME posterior:
a) Sustrato material: se enmarca dentro de
la sociedad de consumo, resultante de la transición traumática del capitalismo
industrial hacia un capitalismo de masas consumidoras. El sistema universitario
también padeció las consecuencias de la sociedad de consumo, pues a sus
funciones tradicionales se añade la valoración mercantilista del conocimiento y
buscando la producción de mano de obra formada. En la práctica: la universidad
se convierte en una “universidad de masas” propia de sociedades con un
capitalismo “post-industrial”.
b) Sustrato ideológico: A diferencia de
las revueltas y movimientos sociales que tienen lugar en sociedades en las que
la estructura de dominación no contempla la democracia, como las revueltas de
esclavos del mundo antiguo o las campesinas del Medievo, el ME se produce tan
sólo en sociedades que permiten la integración total o parcial de la revuelta
en la estructura social. Esto configura una dimensión ideologica dentro del ME
que hace que haya una tensión entre la idea de superación del sistema
educativo, y por tanto el modelo social, y la idea de integrarse en él.
c) Sustrato organizativo: por un lado, se
definen formas organizativas de clase, como aquellas en las que prima el
interés material y que se forman espontáneamente, frente a las formas
organizativas de masas en las que prima el interés ideológico y que forman
estructuras más estables y asentadas. Estas categorías son abstracciones entre
las que oscilan las formas de organización del ME, pero en ningún momento se
dan formas puras.
En el reino
de España los estallidos de estudiantes de la Transición y anteriores estaban
más vinculados a movimientos políticos y sociales del momento que a una
dinámica propia como ME. La primera aparición del ME se produce en el curso
86/87, motivadas por la implantación de la selectividad, que supusieron la
formación por un lado del Sindicato de Estudiantes (SE) y por otro, de un
tejido asambleario en los centros. Este ciclo de movilizaciones comparte las
características con que se ha descrito el ME y se considera el primer gran
estallido social que hay contra el régimen surgido del 78, pues sus motivaciones
iban más allá de la reivindicación parcial y tocaban con el desencanto
generacional propio de la juventud en la sociedad de consumo. [2]
Tras este
ciclo de movilizaciones el tejido asambleario prácticamente desaparece y queda
el SE como organización de masas. En los 90 se suceden pequeñas movilizaciones,
especialmente universitarias, contra las subidas de las tasas. En ese proceso
se van formando en cada universidad pequeñas asociaciones estudiantiles
universitarias que van haciendo la función de masas que el SE hacía en
institutos.
El siguiente
ciclo de movilizaciones estudiantiles comienza con los avisos de cambio del
sistema educativo que se empiezan a anunciar desde la Unión Europea con las
declaraciones de Bolonia, Sorbona, Salamanca…. La respuesta a estas
declaraciones, especialmente tras la publicación del Informe Bricall, supone la
reaparición del ME en el que confluían tanto las organizaciones de masas como
un nuevo tejido asambleario que volvía a renacer. En el año 2001, la lucha
contra la LOU supuso una puesta a prueba de todo el movimiento que dejó ver un
enorme dinamismo y capacidad analítica.
Tras la
lucha de la LOU, hubo movilizaciones estudiantiles contra la Guerra de Irak de
2003, motivadas por organizaciones de masas, dado que las asambleas que
surgieron contra la LOU estaban prácticamente extintas. Tras un parón
organizativo y de movilización, momento en el que se empieza a legislar la
imposición del Plan Bolonia y sin un ME capaz de responder, comienza la Lucha
contra Bolonia. Ésta se centra en el curso 2008/2009, curso en que ya se estaba
implantando la reforma. En esta etapa el ME sufre un gran desgaste al rearmar
todo el tejido organizativo y discursivo que había ante la LOU, lo que genera
fricciones y desencanto. Tras la “derrota” de Bolonia el ME vuelve a
extinguirse prácticamente y no se rearma hasta pasado el 15M(curso 2011/2012),
si bien es cierto que durante el curso 2010/2011 se va dando un proceso, parejo
al de toda la sociedad hacia la movilización y la organización. Del ciclo de
movilizaciones surgido con el 15M es en el que todavía estamos inmersxs: supone
la lucha contra la austeridad, el pago de la deuda, la mercantilización
consumada del sistema universitario y contra el régimen que la ha provocado.
[1]Revista Exarchia
3: Mayo del 68, memoria de una rebelión juvenil.
[2]libro:
Estudiantes, anti estudiantes. Policía, prensa, poder. VVAA.
Autocrítica:
Formas de
organización:
Dentro de
las estructuras organizativas existe una evidente falta de iniciativa.
Consideramos que esa falta de iniciativa es causa y consecuencia de la
imposición de ritmos externos, y de la inercia de movilizaciones que las
Asambleas se ven obligadas a tomar, en vez de seguir una propia hoja de ruta.
Esta inercia además provoca una falta de coordinación en el movimiento
estudiantil, que a su vez hace que las iniciativas no salgan adelante.
Otro
problema organizativo es la discontinuidad del movimiento, debido al enorme
esfuerzo que supone volver regenerar las organizaciones y los discursos sobre
los que ya se ha trabajado antes, frente a las organizaciones más estables. El
problema de la temporalidad del movimiento es fundamentalmente la falta de
relevo: las Asambleas se agotan. En este sentido apuntamos que se hace muy poco
trabajo de propaganda para nuevas estudiantes que puedan acercarse.
Objetivos y
motivaciones:
Al hilo de
la falta de iniciativa, apuntamos que no solo es fallo nuestro dado que las formas
sociales y culturales que forman parte de nuestra sociedad inducen más bien a
la pasividad y acusan una fuerte
ignorancia organizativa. La pasividad estudiantil puede verse en las
eternas excusas del estudiantado para no organizarse que generalmente se
refieren bien a la falta de tiempo, bien a la inutilidad.
Enlazando
con esto y con las dificultades organizativas, vaoramos que hay un problema de
motivación que hace que la gente vea inútil luchar. Una falta de motivación que
a veces incluye al propio estudiantado movilizado. Consideramos que esta falta
de motivación se produce por una falta de objetivos tangibles, lo cual se debe
a una escasa reflexión. Posiblemente esta falta de reflexión sea causa y
consecuencia de una enorme carencia de formación ideológica, que nos lleva a
repetir mitos y lemas irreflexivamente y a proponernos metas irreales, que
luego nos llevan a frustraciones. Todo ello dificulta la existencia de una
trayectoria previa consolidada que permita recorrer un camino de mayor alcance.
La falta de objetivos y por tanto de
motivación, se traduce en una falta de alternativas y de discurso propositivo.
Valoramos si sería más útil dedicar parte de nuestros esfuerzos a la formación
por encima de la lucha inercial, sin por ello dejar esta de lado. Se apunta no
obstante, que las luchas aportan igualmente un aprendizaje práctico,
fundamental para el desarrollo del movimiento estudiantil.
En cuanto al
discurso consideramos que, o bien se tiene un discurso muy pobre, o bien se
mantienen discursos “sobreideologizados” propios de una élite, algo que acaba
siendo contraproducente, precisamente a la hora de proponerse objetivos. Se
asumen en muchas ocasiones objetivos discursivos a niveles mayores descuidando
los pequeños objetivos a corto plazo, más realizables y más cercanos a la
realidad estudiantil del día a día.
También
consideramos que los problemas de integración de nueva gente en las estructuras
asamblearias pueden responder más al trabajo humano de las organizaciones que
al discurso que estas asumen.
Estrategias y acciones:
Nos parece
cuestionable el modelo de manifestación rutinaria e inercial, por considerarla
inútil en cuanto a motivaciones y objetivos. Para ello debería hacerse una
mejor valoración de los medios en relación con estos objetivos y reconsiderar
las vías de acción y actuación.
En cuanto al
formato de huelga de estudiantes y su efectividad, valoramos que por cuestiones
culturales, muy trabajadas desde ciertos sectores, se da a entender que las
huelgas son inútiles y más las estudiantiles. Por lo tanto es importante
combatir ambos mitos, demostrar que la lucha sirve y demostrar que las huelgas
de estudiantes pueden “hacer daño” económico. Hacemos una valoración en este
sentido que las huelgas de estudiantes serían muy útiles para “desprogramar”
todos esos valores culturales que decimos nos son contraproducentes.
Formas de organización:
Queremos
hacer llegar nuestra lucha a aquellxs estudiantxs pasivxs. Para ello vemos
clave que el movimiento estudiantil colabore con los colectivos, pero que en la
lucha sea la cara visible del movimiento.
Por otro
lado, la organización entre asambleas debe ser más directa para preparar
acciones atractivas de forma que la gente nos empiece a conocer e intentar que
acaben uniéndose a las asambleas de sus respectivos centros/campus. Para ello
se propone que se hagan actividades más regulares.
Finalmente
vemos esencial trabajar más con profesorxs, pas y trabajadorxs de la
universidad para tener una visión total de la lucha y unir fuerzas.
Estrategias y formas de actuación:
El
movimiento estudiantil debe estar en presente desde que somos pequeñxs y para
ello es necesario informar a padres y madres quienes harán llegar nuestra lucha
a sus hijxs de primaria. A su vez es importante fomentar y colaborar con las
asambleas de medias. El movimiento estudiantil debe comenzar cuanto antes y es
necesario implicar al estudiantado desde sus raíces. Es importante invitar a
lxs estudiantes a llevar una vida universitaria activa conociendo y exigiendo
sus derechos así como participando en el movimiento estudiantil, así como
conocer y poner en práctica la importancia que tiene el “boca a boca”.
El
movimiento estudiantil debe combatir la indiferencia y la pasividad que
favorece al populismo y a la inmovilidad ciudadana, así como poder encontrar un
nexo entre nuestros objetivos y los de la gente que se considera apolítica sin
caer en la desvirtualidad de la verdadera lucha. En este sentido, es necesario
además unir la lucha estudiantil con el profesorado, PAS y trabajadorxs de la
universidad favoreciendo su movilización y animándolo a la participación activa
en las asambleas.
En cuanto a
la violencia en manifestaciones y paros estudiantiles no hay consenso pero
vemos que es importante tomar ejemplo de los movimientos en otros países, como
por ejemplo el movimiento Tutte
Bianche de Italia.
Perspectivas:
Posibles campos de lucha:
Los principales problemas que se vislumbran en
este ámbito son el escaso atractivo de la acción en sí, que requeriría
conferirle una mayor atracción; la variabilidad o volubilidad de la lucha, que
no acaba de centrarse en nada concreto debido a las constantes reformas y
cambios de gobierno; relacionado con esto, hay una confusión general dentro del
propio ME, pues no se acaba de definir hacia dónde va, cómo y cuáles han de ser
las motivaciones universales que lleven a involucrarse al estudiantado; además,
el compromiso de los estudiantes no deja de ser cíclico (suele decaer al
terminar su etapa en la universidad).
Una vez enunciados los problemas digamos más acuciantes, se lleva a cabo
una puesta en común de consideraciones
básicas de cada uno. Son las siguientes:
· El acceso a la educación ha de ser universal,
subvencionado o gestionado de forma colectiva.
· La educación y su sistema de evaluación deben
adaptarse a las necesidades personales de cada individuo, no como el vigente
dicta.
· Pueden distinguirse la gestión económica del
sistema educativo, por un lado, y la gestión pedagógica, por otro. ¿Qué
requiere cada uno?
· El laicismo debe ser una piedra angular.
· La conexión Universidad-sociedad ha de ser
permanente y dinámica, de modo que la educación se entienda como parte de ambas
y los cambios se vean facilitados.
· La Universidad no es entendida como un lugar de producción
de futuros trabajadores especializados, sino como un lugar donde la educación
alcanza todos los niveles y es completa.
· La lucha estudiantil ha de ser más activa, en
términos de acción directa, y no limitarse únicamente al carácter propositivo
en el que parece irse estancando cada vez más. Han de construirse alternativas,
no sólo oponerse a lo que otros imponen. Es necesario, pues, un debate que
incluya a profesores, estudiantes y sociedad en general, en el que se llegue al
mayor acuerdo posible (el consenso es muy complicado).
En cuanto a las perspectivas de futuro, se
habla en positivo del crecimiento continuado que el ME está experimentando, así
como de lo limpio y asambleario que es. El debate es siempre necesario pero,
tal como se indica unas líneas arriba, parece más importante y pragmático
llamar a la implicación del estudiantado a través del alcance de pequeños
objetivos abarcables y realistas que empoderen al movimiento a través de dicha
consecución por la vía práctica. Las pequeñas victorias son vitales para que
llegue la adhesión de más personas, lo cual hace más realizables los objetivos
a largo plazo, que en todo momento estarán conectados con esos pequeños logros,
dándole la continuidad que requieren.
Además, y como se indica, los debates deben
abrirse constantemente para recoger opiniones variadas y centrarse en las
propuestas constructivas. Es necesaria la construcción de un discurso claro que
refleje la voluntad del estudiantado de forma cercana y comprensible
El poder del movimiento estudiantil es mucho
mayor de lo que imaginamos, y debemos aprehender lo que con él podemos hacer.
La oposición a la práctica de este derecho que surge en respuesta puede
suponer, por supuesto, que haya que depurar responsabilidades. Sin embargo, la
consideración y realización de los anteriores puntos hará que la lucha se
legitime, y se cree un clima de mayor aceptación para dichas acciones.
Con todo esto, se llega a una serie de propuestas concretas para poner en práctica
desde YA. Éstas son:
· La realización de un debate de mínimos, sin
excederse con la extensión.
· La práctica de una lucha inmediata, constructiva y
continuada, la realización de un plan de acción al comienzo de cada curso con
las acciones que quieran llevarse a cabo durante el mismo. Las cosas deben
decirse tal y como se piensan, y que cada persona opine si quiere o no unirse.
· Suavizar el componente cíclico del movimiento:
realizar una memoria de los fallos y lo conseguido al final de cada curso para
dar una continuidad, siga la asamblea o no, con referencias para el futuro.
Algunas de estas prácticas
pueden ser: apertura de las bibliotecas de la Uva a toda la sociedad, presión
para que nadie se quede sin estudiar por motivos económicos, acciones en contra
de la religión en las aulas, continuar con la campaña del Banco Santander…
CONCLUSIONES
DEL DEBATE:
Así pues, las principales conclusiones del debate, que
pueden usarse como columna vertebral de todo lo que vendrá después y se ha
expuesto más detalladamente antes, son las siguientes:
· Intentar realizar
una memoria al final de cada curso, intentado dejar claro lo que se ha hecho
bien y mal para que en posteriores años se vea qué se hizo y cómo se hizo.
· Se propone una
coordinación territorial para movilizaciones, de modo que no tengan que seguirse
convocatorias de quién sabe quién o qué.
· El discurso
visible y estable del ME debe ser creado, de modo que se visibilicen las
razones por las que el estudiantado y profesorado se manifiesta. Existe debate
en torno a sobre si se debe hacer o no, lo cual lleva a ir sacando las ideas de
las actividades que se vayan desarrollando. Para todo esto es vital que exista una apertura de cada
individuo a hablar de política, lo cual generará el discurso. Esta apertura
sólo se consigue creando un clima de confianza en el que se conozca con quién
se está trabajando.
· El carácter del
ME no debe ser únicamente de contrarreforma, sino que debe ser capaz de
construir desde sus propios intereses e ideales.
· Es, pues, vital
poseer unas bases mínimas sobre las que asentarse y comenzar a trabajar.
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